Critícan a North West por su participación en “El Rey León”

La hija de Kim Kardashian y Kanye West, North West, de 10 años, ha generado un revuelo en las redes sociales tras su debut en una presentación especial de “El Rey León” en el Hollywood Bowl como parte de la celebración del 30 aniversario de la película animada.

North interpretó al joven Simba en la canción “Yo quisiera ya ser el rey” (“I Just Can’t Wait to be King”) en el evento, que contó con la participación de otros artistas y miembros del elenco original de la película de 1994 y el remake de 2019. Sin embargo, su participación ha sido objeto de numerosas críticas, tanto por su interpretación vocal como por su vestuario.

Muchos usuarios en redes sociales han cuestionado las habilidades vocales de North, argumentando que su participación se debió únicamente a la fama y los contactos de sus padres.

“North West no tiene talento”, comentó un usuario en Twitter. “Es ridículo que le dieran un papel tan importante solo por ser hija de Kim Kardashian y Kanye West”.

Otros usuarios han criticado el vestuario de North, que contrastaba con el de los demás bailarines y la escenografía del espectáculo.

“El vestuario de North era horrible”, señaló otro usuario en Instagram. “No encajaba en absoluto con el resto del show”.

Las críticas a North West han reavivado el debate sobre el nepotismo en la industria del entretenimiento, donde algunos hijos de celebridades parecen tener un acceso privilegiado a oportunidades que no están disponibles para otros aspirantes con talento.

Los defensores de North argumentan que ella es una niña talentosa que merece la oportunidad de desarrollar sus habilidades en el escenario.

“North es solo una niña que se está divirtiendo”, comentó un usuario en Facebook. “No deberíamos criticarla por tratar de seguir sus sueños”.

Sin embargo, los críticos sostienen que la participación de North en “El Rey León” es un ejemplo de cómo el nepotismo puede obstaculizar las oportunidades para otros artistas talentosos que no tienen las mismas conexiones en la industria.

Redacción / El Telégrafo