Este 21 de julio, Cinépolis estrena La vida de Chuck, una película que combina drama, fantasía y reflexión, dirigida por Mike Flanagan y basada en la aclamada novela homónima de Stephen King. La historia nos invita a acompañar a Charles “Chuck” Krantz, interpretado por Tom Hiddleston, en un recorrido único a través de tres momentos de su vida, contados en orden inverso: desde su muerte, pasando por su vida adulta, hasta su infancia. Esta estructura narrativa no solo sorprende por su originalidad, sino que también refleja la naturaleza cíclica de la existencia, mostrando cómo cada experiencia, por pequeña que parezca, deja huella.
La película destaca por su capacidad de transformar lo cotidiano en algo extraordinario. Flanagan logra fusionar elementos sobrenaturales con la profundidad de las emociones humanas, creando un mundo que, aunque cercano, se siente mágico. Cada escena invita al espectador a detenerse, a observar los detalles y a reflexionar sobre la vida, el amor y la pérdida. Es un recordatorio de que incluso los momentos más simples están llenos de significado.
Tom Hiddleston ofrece una actuación brillante que permiten conectar con la vulnerabilidad y la fortaleza de Chuck. Su interpretación transmite la sensación de alguien que ha vivido plenamente, con alegrías, errores, amores y despedidas, logrando que el público sienta cada instante de su historia. El elenco de apoyo, compuesto por Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Jacob Tremblay y Nick Offerman como narrador, aporta capas de profundidad y humanidad, complementando la narrativa y enriqueciendo la experiencia emocional.
Más allá de la historia de un solo hombre, es una reflexión sobre nuestra propia existencia. Nos invita a valorar las relaciones, a comprender que cada acción tiene un eco más allá de lo inmediato y a encontrar belleza y significado incluso en los instantes más oscuros. Es un filme que no solo se mira, sino que se siente y se medita, ofreciendo una experiencia cinematográfica completamente emocional, espiritual y visualmente envolvente.
Rubí Rosas/El Telégrafo