Decenas de miles de rusos se concentraron en la plaza Roja para celebrar la anexión de las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, condenada por Ucrania y gran parte de la comunidad internacional. Gran parte del territorio que Rusia se está anexando ya estaba bajo ocupación del ejército ruso. Lugansk y Donetsk, -que juntas forman la región del Donbass- ya habían sido proclamadas por Rusia como estados independientes durante la guerra que comenzó en 2014.
En la invasión que comenzó hace siete meses, el ejército ruso avanzó hacia las otras dos provincias en el sur, Jersón y Zaporiyia. A pesar de que esta última permanece bajo el firme control del ejército ucraniano, Putin firmó dos decretos el jueves que la reconocen, junto a Jersón, como territorios independientes, allanando el camino para su anexión.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, señaló que su país “nunca, nunca, reconocería los reclamos de Rusia del territorio soberano de Ucrania”.
Con un discurso que recordó lo que ocurrió en 2014, cuando Rusia se anexó la península de Crimea, el presidente ruso Vladimir Putin anunció en una ceremonia en el Kremlin la anexión de otras cuatro regiones de Ucrania. Y al igual que ocurrió hace ocho años, Putin declaró que los habitantes de lo que ahora es “territorio ruso”, habían tomado la decisión con unos autodenominados referendos, condenados tanto en Ucrania como Occidente como una “farsa”.