Taylor Swift, la reconocida cantante y activista contra el cambio climático, se encuentra en el centro de la controversia luego de que se revelara la magnitud de sus viajes en avión privado durante su gira mundial ‘The Eras Tour’, desatando críticas por su aparente contradicción entre sus principios ambientales y su estilo de vida.
La gira, que comenzó a principios de 2023, ha llevado a Swift a recorrer numerosas ciudades de Estados Unidos y de todo el mundo, atravesando continentes y océanos en su periplo artístico.
Con un total de 53 conciertos en Estados Unidos, 13 en América Latina, 17 en Asia y Oceanía, y aún pendiente de completar su recorrido por Europa, Estados Unidos y Canadá, el tour ha sido descrito como épico y monumental en términos de alcance y logística.
Sin embargo, el aspecto más controvertido surge al contrastar la actividad de Taylor Swift como defensora del medio ambiente con la huella de carbono generada por sus extensos viajes en avión. Según datos revelados, solo el año pasado la cantante recorrió aproximadamente 287,000 kilómetros en vuelos, lo que equivale a una emisión estimada de 1,275 toneladas de gases contaminantes en forma de dióxido de carbono.
Si bien el círculo cercano a la artista argumenta que estos viajes están motivados no solo por necesidades logísticas relacionadas con su equipo de trabajo, sino también por preocupaciones de seguridad y el traslado de sus mascotas, la discrepancia entre su activismo ambiental y su estilo de vida ha generado un intenso debate sobre la coherencia entre sus acciones y sus palabras.
Este dilema plantea preguntas incómodas sobre la responsabilidad de las figuras públicas en la lucha contra el cambio climático y sobre cómo reconciliar la necesidad de movilidad en la industria del entretenimiento con el imperativo de reducir las emisiones de carbono para proteger el medio ambiente.
