Juan Ignacio y su novia Maira, dos argentinos que viajaron al sur de Brasil en busca de trabajo y descanso, se encontraron atrapados en medio de la calamidad. Lo que comenzó como una visita turística se convirtió en una pesadilla cuando las intensas lluvias los dejaron sin refugio, enfrentando una realidad desgarradora.
“Salís a la calle y es terrible. Gente que perdió todo. No hay lugar dónde quedarse. Todos los albergues están llenos, la gente da vueltas por la calle sin saber qué hacer. Y el agua sigue subiendo porque los ríos están desbordados y sigue creciendo el caudal. Es absurdo, no se puede entender”, relató Juan Ignacio, de 27 años.
La noche transcurrió en vela para la pareja, refugiada en una estación de servicio y luchando por encontrar un lugar seguro donde pasar la noche. La solidaridad se convirtió en un rayo de esperanza cuando una pareja de ancianos, a pesar de haber perdido todo, les ofreció un refugio en su hogar.
“De repente se acercó una señora y se apiadó. Era una pareja de gente grande que nos ofreció venir al departamento de su hija. No lo podemos creer. Estamos en un departamento re seguros, no hay luz, pero tenemos una cama”, expresó Juan Ignacio, agradecido por el gesto de generosidad en medio del caos.
Aunque ahora se encuentran en un lugar seguro, el temor persiste ante la incertidumbre del futuro. El nivel creciente de los ríos amenaza con empeorar la situación, mientras la ciudad lucha por recuperarse de una catástrofe que ha dejado a gran parte de la población en la desesperación.
Con el suministro de agua interrumpido en un 70% de la ciudad y numerosas infraestructuras devastadas, Porto Alegre enfrenta uno de los mayores desafíos de su historia. Mientras tanto, el ejército despliega esfuerzos para brindar ayuda y asistencia a una población que lucha por sobrevivir en medio del desastre.