La Celda de los Milagros llega a la pantalla mexicana este 25 de diciembre gracias a Cinépolis Distribución, con una historia profundamente desgarradora que promete conmover al público y arrancar más de una lágrima. En esta ocasión, Omar Chaparro se aleja de la comedia para dar vida a Héctor, un hombre que padece una discapacidad neurológica y cuya vida gira en torno a su hija Alma, interpretada por Natalia Reyes.
Aunque para muchos la trama puede resultar familiar —por su similitud con Milagro en la Celda 7 en su versión turca—, vale la pena aclarar que esta historia tiene su origen en la película surcoreana Miracle in Cell No. 7 (2013). Todas ellas son adaptaciones de la misma obra, producidas en distintos países y contextualizadas culturalmente, pero conservando el mismo núcleo emocional.
La historia sigue a Héctor, quien es acusado injustamente de un crimen que no cometió. Como consecuencia, es encarcelado y separado de su hija, lo que intensifica el drama, especialmente debido a la condición neurológica que enfrenta. La prisión se convierte en un entorno aún más hostil para alguien con su vulnerabilidad, marcando el rumbo de una narrativa cargada de dolor, injusticia y amor incondicional.
Quienes ya han visto versiones anteriores sabrán qué esperar; sin embargo, para quienes se acerquen por primera vez a esta historia, La Celda de los Milagros representa una oportunidad para abrir el corazón y reflexionar sobre la empatía, la discriminación y las fallas del sistema judicial. Es un relato que invita a mirar más allá de las apariencias y a conectar con el sufrimiento de un padre cuyo único motor es el amor por su hija.
Estrenarse en plena temporada decembrina no es casualidad: la película se presenta como una opción ideal para verla en familia a partir del 25 de diciembre, recordando que incluso en los contextos más oscuros, la humanidad puede abrirse paso.
La actuación de Omar Chaparro, alejada por completo de su registro habitual, muestra su faceta más vulnerable y emocional, consolidándose como uno de los trabajos más sensibles de su carrera y una interpretación que no pasa desapercibida.







